Obra construida.
La composición de la fachada se estructura con una clara modulación en la que la marcada proporción vertical de los huecos armoniza con las arquitecturas vecinas. Ventanales de suelo a techo, como es tradicional en la zona, alternando módulos dobles o sencillos en función de las estancias a las que sirven. El faldón exterior de la cubierta será continuo hasta la cornisa del edificio, situada en el encuentro de las cornisas de los edificios adyacentes. La fachada al interior de la manzana se retranquea tres metros en la última planta.
En la elección de los materiales se busca la calidad y durabilidad de los mismos; ladrillo cerámico para los paños ciegos e impostas como prolongación de los forjados en hormigón blanco visto. Aluminio lacado en color grafito mate para las carpinterías exteriores, con contraventanas plegables de aluminio como sistema de oscurecimiento. Para el acabado de la planta baja, se propone un aplacado de granito, en continuidad con los zócalos de los edificios contiguos. Cubierta inclinada de teja cerámica con canalón oculto y baberos de plomo en cornisas, una solución análoga a la de los edificios colindantes.